Compañeros: Hace hoy veinte años que en este mismo balcón y con un día
luminoso como el de hoy, hablé por última vez a los trabajadores argentinos. Fue
entonces cuando les recomendé que ajustasen sus organizaciones, porque venían
días difíciles. No me equivoqué ni en la apreciación de los días que venían ni en la
calidad de la organización sindical, que se mantuvo a través de veinte años, pese a
estos estúpidos que gritan.
Decía que a través de estos veinte años, las organizaciones sindicales se han
mantenido inconmovibles, y hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener
más méritos que los que lucharon durante veinte años.
Por eso, compañeros, quiero que esta primera reunión del Día del Trabajador sea
para rendir homenaje a esas organizaciones y a esos dirigentes sabios y prudentes
que han mantenido su fuerza orgánica, y han visto caer a sus dirigentes asesinados,
sin que todavía haya tronado el escarmiento.
Compañeros: Nos hemos reunido durante nueve años en esta misma plaza, y en
esta misma plaza hemos estado todos de acuerdo en la lucha que hemos realizado
por las reivindicaciones del pueblo argentino. Ahora resulta que, después de veinte
años, hay algunos que todavía no están conformes de todo lo que hemos hecho.
Compañeros: Anhelamos que nuestro movimiento sepa ponerse a tono con el
momento que vivimos. La clase trabajadora argentina, como columna vertebral de
nuestro movimiento, es la que ha de llevar adelante los estandartes de nuestra
lucha. Por eso, compañeros, esta reunión, en esta plaza, como en los buenos
tiempos, debe afirmar la decisión absoluta para que en el futuro cada uno ocupe el
lugar que le corresponde en la lucha que, si los malvados no cejan, hemos de
iniciar.
Compañeros: Deseo que antes de terminar estas palabras lleven a toda la clase
trabajadora argentina el agradecimiento del Gobierno por haber sostenido un pacto
social que será salvador para la República.
Compañeros: Tras ese agradecimiento y esa gratitud puedo asegurarles que los días
venideros serán para la reconstrucción nacional y la liberación de la nación y del
pueblo argentino. Repito, compañeros, que serán para la reconstrucción del país. Y
en esa tarea está empeñado el Gobierno a fondo. Serán también para la liberación,
no solamente del colonialismo que viene azotando a la República a través de tantos
años, sino también de estos infiltrados que trabajan adentro, y que traidoramente
son más peligrosos que los que trabajan desde afuera, sin contar que la mayoría de
ellos son mercenarios al servicio del dinero extranjero.
Finalmente compañeros, deseo que continúen con nuestros artistas que también
son hombres de trabajo; que los escuchen y los sigan con alegría, con esa alegría de
que nos hablaba Eva Perón a través de apotegma de que en este país los niños han
de aprender a reír desde su infancia.
Queremos un Pueblo sano, satisfecho, alegre, sin odios, sin divisiones inútiles,
inoperantes e intrascendentes. Queremos partidos políticos que discutan entre sí
las grandes decisiones.
No quiero terminar sin antes agradecer la cooperación que le llega al Gobierno de
parte de todos los partidos políticos argentinos.
Para finalizar, compañeros, les deseo la mayor fortuna, y espero poder verlos de
nuevo en esta plaza el 17 de octubre.