PARA IMPEDIR LA LIBERACIÓN QUIEREN DIVIDIR AL PUEBLO
El torbellino de acontecimientos que exigen respuesta diaria pueden en
determinado momento, a determinados compañeros, hacer perder de vista el
objetivo estratégico que da sentido a nuestra lucha.
Luchamos con la clase obrera y el pueblo, por la liberación nacional y la patria
socialista.
El programa de la clase trabajadora donde estos objetivos se expresan, tiene
nombre y apellido: La Falta, Huerta Grande, 5 de agosto de 1964, 1° de mayo de
1968, Programa de la CGT de Córdoba.
El camino para conseguir sus objetivos liberadores es la lucha revolucionaria en
todas sus formas.
Los medios, la organización revolucionaria de los trabajadores y la movilización
de todas las fuerzas populares.
Los objetivos estratégicos encarnan en la lucha del Peronismo Revolucionario,
expresión de la clase trabajadora que desde 1945 realiza su experiencia histórica
en el Peronismo, la que a medida que fue desarrollando su lucha fue
reconociéndose a sí misma como protagonista principal y buscando su
independencia política dentro del frente nacional.
La clase trabajadora ha defendido siempre la unidad del Peronismo en torno a
Perón como líder del frente antiimperialista. Los sectores burgueses y
burocráticos han saboteado la unidad del frente de 1952 en adelante. Hoy,
atribuyéndose el monopolio del Peronismo, quieren dividir al pueblo para
impedir la liberación, porque han tirado por la borda la lucha antiimperialista y
antioligárquica que dio al movimiento vigencia histórica. La clase trabajadora
defenderá la unidad con todos aquellos que luchen contra sus enemigos, que
son los enemigos de la Nación, porque así lo ha venido haciendo desde 1945.
Los trabajadores, por su proyecto histórico socialista, trascienden los marcos del
frente de clases del 45, pero lo reivindican porque es parte de su lucha y del
desarrollo de su conciencia nacional y de clase.
Somos tan peronistas como cualquiera, sólo que Vallese nunca fue peronista de
la misma manera que los burócratas. Vallese como tantos otros, murió en la
cámara de torturas, por su patria, por sus compañeros, por el regreso de Perón y
por su clase. Otros se hicieron neoperonistas o traidores a su clase, y ahora se
han convertido en los grandes inquisidores de la ortodoxia. Pero a Vallese nadie
lo usó; no murió en vano. La historia sepultará a estos inquisidores entre sus
deshechos. Felipe vivirá siempre en la lucha revolucionaria de sus hermanos.
El plan económico en ejecución, que sintetiza el Pacto Social, carece de
perspectivas para interesar a la clase trabajadora, e incluso a las capas más bajas
de la burguesía. Representa los intereses de la burguesía monopolista local que
procura negociar los términos de su dependencia del imperialismo a costa del
sudor del pueblo argentino. Quienquiera defienda la causa del pueblo, debe
estar dispuesto a enfrentarse con bandas de asesinos fascistas tan salvajes como
aquellos de la Liga Patriótica de 1919.
Con este marco, es explicable que la burocracia recurra a una ejecutoria política
tan burda, que cuestiona el peronismo de Campera y tantos compañeros. Que
juega más al terror que al engaño, porque es difícil engañar a un pueblo que ha
luchado durante tantos años, que ha visto con sus propios ojos las grandezas y
miserias de cada cual. Buscan resolver las situaciones provinciales del mismo
modo que urdieron la conspiración contra Cámpora, mediante-golpes de
Estado. Esto conduce a un alarmante deterioro de la situación política, que hace
pensar que su única racionalidad posible es la liquidación formal o de hecho, de
la legalidad constitucional que tanta sangre costó recuperar, previo vaciamiento
histórico de los contenidos revolucionarios y progresistas del Movimiento
Peronista. Que implica desatar una represión generalizada y abierta contra la
militancia combativa del Movimiento, que es mayoría indudable del mismo,
cuya fase previa es la campaña de terror que desarrollan las bandas de matones
constituyendo una represión encubierta pero no por eso menos sangrienta.
Junto a esta embestida frontal de la burocracia se superpone otro tipo de
maniobra. Su objetivo es ir mellando la voluntad de lucha de los sectores
combativos del Movimiento, descabezando a los más díscolos, imponiendo
condiciones a los vacilantes, graduando el matonaje y la negociación,
provocando aquí y allá crisis cuyo curso prolongado busca definirse en
momentos distintos, operando sobre las debilidades ideológicas que Gustavo
Rearte señalara durante la campaña electoral para el 11 de marzo.
Si repasamos el desarrollo y desenlace de la crisis en Mendoza, tal vez los
párrafos anteriores encuentren plena justificación.
No ignoramos que el General Perón ha resuelto confirmar en sus cargos a los
ejecutores de esta política. Pero ello no hace menos cierta la verdad de los
hechos. En manos de estos señores, los principios de unidad, reconstrucción,
pacificación y liberación nacional enunciados por el General Perón como
objetivos de su gobierno, lejos de cumplirse han de dar lugar a una frustración
histórica. “La revolución la harán las masas y nada podrá reemplazar su acción”
decía la Declaración de Principios del MRP del 5 de agosto de 1964. Sólo ellas
pueden hacer realidad la consigna “liberación o dependencia”.
Ante esta situación, el Peronismo Revolucionario tiene una misión indelegable
que cumplir. La lucha contra los nuevos intentos de mantener el régimen de
opresión nacional y explotación social, se confunde con las tareas tendientes a
construir la herramienta revolucionaria de los trabajadores, a partir de las
fuerzas existentes y de los niveles de organización alcanzados, sobre la base de
una ineludible profundización ideológica y política.
En lo inmediato, afirmamos la necesidad de defender la unidad de todos los
sectores del Peronismo no enrolados en el proyecto de la burguesía
monopolista, en la lucha contra la “depuración”, por la democratización del
movimiento, en torno a las banderas antioligárquicas y antiimperialistas.
Afirmamos la necesidad de luchar unidos con todos los sectores populares
argentinos, por los derechos democráticos en peligro, contra el cerco que intenta
tender el imperialismo, por una política económica favorable a los intereses del
pueblo, contra la oligarquía y los monopolios.
Afirmamos que en esta etapa, el frente sindical es el frente principal de la
actividad revolucionaria en el seno de las masas, para desarrollar las
organizaciones en la clase trabajadora y reconstruir el Movimiento Obrero sobre
bases clasistas y combativas.
La lucha consecuente por estos objetivos debe encontrar unidos a todos los
luchadores peronistas, y en un marco más amplio, a todos los sectores que
luchan por ellos dentro del Movimiento Obrero. A los intentos de dividir al
pueblo para impedir la liberación, es preciso responder con la unidad del pueblo
para alcanzar la liberación.
MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO 17 DE OCTUBRE –
PERONISMO REVOLUCIONARIO