Al Dr. Edgar Sá Madrid, 16 de febrero de 1967
Buenos Aires
Mi querido amigo:
He tenido el placer de recibir a la Señora Ruth Elba Sá de Fuentes y a su marido
que me han traído su saludo y que, por su intermedio retribuyo con mi mayor
afecto, agradeciéndole su recuerdo y haciéndole llegar mis mejores deseos.
Como hace tiempo le contesté una carta sobre algunas inquietudes de los sectores
nacionalistas y no he tenido contestación, se me ocurre que ello habrá quedado en
nada, como era de esperar de acuerdo a su contenido un poco aleatorio. Como
Usted habrá visto, las cosas desde entonces han ido de mal en peor y el último
“recauchutaje” gubernativo, como remedio, ha resultado peor que la enfermedad.
Yo ya no tengo dudas sobre el futuro incierto de esta dictadura, porque no se puede
solucionar el problema argentino “tapando agujeros con materiales de
circunstancias”.
Deberemos presenciar todavía una crisis más acentuada, que envolverá al país en
acontecimientos imprevisibles como consecuencia de una marcha llena de
incongruencias y desatinos. La actitud reciente del sector sindical, la conformación
de un frente cerrado de oposición, el deterioro indetenible de la dictadura y sus
hombres, la acumulación de los problemas económico-financieros, el desbarajuste
social suscitado por la provocación desaprensiva del “Gobierno” y la existencia de
tanto problema acumulado terminarán por aplastarlo indefectiblemente.
Nosotros, que también tenemos una parte importante en la responsabilidad del
futuro nacional, deberemos observar una conducta muy prudente: congruente con
nuestra posición no podemos sino apoyar la acción sindical en su lucha contra la
dictadura militar, para lo cual será preciso movilizar la acción política de manera
que todo peronista se ponga en acción dentro de las líneas dispuestas por la
conducción táctica.
Hemos conversado largamente con su sobrina y el Señor Fuentes y ellos le podrán
informar en detalle sobre cuánto hemos hablado con referencia al problema de
nuestro país por lo que evito darle la lata. No deje de escribirme e informarme en
qué quedó el asunto nacionalista.
Le ruego que salude a los compañeros con la exhortación para que se pongan a
trabajar. Si hasta ahora no les he instado a que lo hicieran ha sido porque se vivía
una etapa propicia a la inacción pero, ahora, pienso que se acercan horas de
decisión en las que no podremos estar ausentes aunque lo quisiéramos.
Un gran abrazo.
Juan Perón