COMANDO SUPERIOR PERONISTA
Madrid, 28 de abril de 1964
A los compañeros de las agrupaciones
de organización del PARTIDO JUSTICIALISTA
BUENOS AIRES
Mis queridos compañeros:
El proceso de la reorganización de nuestras fuerzas políticas, con la finalidad de
alcanzar también en este campo la necesaria unidad y solidaridad peronista, ha
llevado a la formación de agrupaciones de compañeros con la sana intención de
producir la aglutinación conducente a la formación de nuestro Partido Justicialista
y dependientes de la Junta Interventora designada por este Comando Superior. A
esas agrupaciones, que me han hecho llegar por intermedio del Consejo
Coordinador su saludo y sus aspiraciones, deseo hacerles conocer, junto con mi
más afectuoso saludo, mi deseo y augurio de éxito como asimismo mi solidaridad.
La decisión de realizar la reorganización Justicialista, con la finalidad de alcanzar
un estado orgánico y funcional más representativo y con una mayor cohesión por el
apoyo de las bases, ha de conducir necesariamente a una competencia interna entre
dirigentes y sectores, con la aspiración natural de alcanzar el mayor coeficiente
cualitativo de esa representatividad y de ese apoyo de base. No se trata, en
consecuencia, de divisionismos estériles o negativos, sino de una emulación sana
dentro del Movimiento, destinada al mayor perfeccionamiento de nuestras
organizaciones. No se trata, por lo tanto, de una lucha entre adversarios sino de
una competencia entre compañeros.
Nuestro Movimiento, después de casi nueve años de enconada lucha con sus
enemigos, ha demostrado una unidad que no cede ni ante la violencia de la
represión, ni ante las tentaciones de los “cantos de sirena” con que se ha intentado
conmoverlo. Su base doctrinaria, profundamente reforzada por la triste experiencia
a que se ha sometido al país y a su Pueblo, ha recibido la sanción del tiempo que
necesitaba para salir airosa de esta prueba. Si algunos han defeccionado, atraídos
por ventajas personales o intereses de círculo, ello no hace sino purificar nuestras
fuerzas que se libran por propia selección de sus excrecencias impuras.
Para nosotros los peronistas, de acuerdo con nuestra escala de valores, primero
está el país, luego el Partido y finalmente los hombres. Es en ese concepto
justicialista que debemos proceder si pretendemos estar en la verdad y en lo justo.
Durante casi nueve años, las fuerzas reaccionarias que usurparon el poder, han
sometido al Pueblo Argentino al más estéril de los sacrificios, con la malsana
intención de someterlo y entregar el país a los más obscuros intereses internos y
foráneos. El fracaso con que han jalonado su triste camino de usurpación y
violencia, les ha demostrado su error y las consecuencias de sus desatinos
gubernamentales los llevará paulatinamente al desastre. Con esta experiencia los
peronistas no podemos equivocarnos, pretendiendo considerar a nuestro partido
como un fin y no como un medio.
El Partido Político es sólo un medio mediante el cual se puede alcanzar una
posición para mejor servir a la Patria. Este instrumento político, en cuya
conformación orgánica nos encontramos empeñados, sólo se justifica si sus
dirigentes y sus hombres están animados de un alto sentimiento patriótico, de una
justa concepción doctrinaria y un profundo sentido de unidad y solidaridad. Nada
de eso puede faltarlos a los peronistas que llevamos sobre nuestra experiencia diez
años de Gobierno y nueve de injustos sacrificios.
El Peronismo nunca ha sido un Partido político sino un gran Movimiento Nacional.
Tampoco lo será en el futuro, aunque para conformarse necesite disponer dentro
de él, de tal organismo político como un instrumento de forma. Las diversas ramas
del Movimiento son, en cambio, nuestra organización de fondo, mediante las cuales
articulamos en los campos político, social y económico, un dispositivo que mejor se
adapta a las necesidades de nuestra conducción revolucionaria. Es por eso que la
necesidad de reclutar y formar un partido político entre nosotros no explica, ni
menos justifica, una lucha de ninguna naturaleza.
Sin embargo, la situación impone la necesidad de organizarse políticamente y
debemos hacerlo con el entusiasmo que ponemos en todas nuestras acciones y con
la honradez a que todos los peronistas estamos obligados. El Partido Justicialista
que surja de estas elecciones internas del Movimiento Peronista, ha de tener las
cualidades y calidades que emergen del Movimiento mismo, porque deberá ser la
representación más fehaciente de su campo político. Empeñarse en lograr la mayor
perfección en su organización y funcionamiento es deber ineludible de todos los
dirigentes peronistas. Impedir los divisionismos suicidas es obligación de todos los
hombres de nuestro Movimiento.
Finalmente, hago llegar a todos los compañeros que se encuentran empeñados en
las tareas de la reorganización del Partido Justicialista mis más afectuosos saludos,
con el ruego de hacer llegar este saludo a todos los compañeros de las distintas
agrupaciones. Yo espero que las circunstancias han de permitirme pronto tener el
placer de reafirmar personalmente este saludo.
Un gran abrazo.
Juan Perón