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Carta a Cooke

31 de julio de 1960

Compañero doctor D. John W. Cooke 31 de julio de 1960
La Habana
Querido Bebe:
Contesto su carta del 18 de julio pasado y le agradezco su amable recuerdo como
asimismo las informaciones que me hace llegar. A mi juicio, contienen una
apreciación objetiva de lo que está pasando allí y una evaluación ecuánime sobre
acontecimientos y personajes.
Se trata de una patraña más de los yanquis y de su vocero el “New York Times” con
la pretensión de que se les crea sin dudar, después de haber engañado al mundo
durante más de un siglo con sus hipócritas simulaciones. Conozco las publicaciones
referentes al pretendido Pacto “cubano-peronista” que agitan desde allí con fines
inconfesables, como si fueran necesarios los arreglos formales entre los que luchan
por idénticas causas.
Ya estamos curados de espanto para impresionarnos por los calificativos que nos
“cuelgan” en el “Mundo Libre”. A nosotros nos llamaron fascistas en 1943, nazis en
1946 y comunistas en 1955, sin que fuéramos otra cosa que buenos argentinos
deseosos de liberar a nuestro país. Al coronel Arbenz lo declararon también
comunista y así Guatemala pudo ser ocupada por fuerzas organizadas por Foster
Dulles, que era el principal accionista de la “United Fruit”. Es lógico ahora que
Fidel Castro y los patriotas que le acompañan sean también “comunistas” desde
que se han atrevido a decir la verdad, a liberar a su Pueblo y a poseer la firme
decisión de vencer a sus verdaderos enemigos.
Yo sé bien lo que son las sanciones económicas. En 1947 nos las aplicaron
intensamente, impidiendo la provisión de todo material de repuesto petrolífero y
dejando sin efecto la compra prometida de toda nuestra producción de lino que,
por ese entonces, representaba más del sesenta por ciento de la producción
mundial. Como en el caso de Cuba, fue la Unión Soviética la que nos sacó del
apuro, comprando el lino y ofreciéndonos el material petrolífero. Sería largo
enumerar la serie interminable de infamias que el gobierno de los Estados Unidos
cometió entonces con nosotros, las que iban desde la calumnia más indecente hasta
el robo liso y llano de mil quinientos millones de dólares de la deuda que habían
contraído con nosotros durante la guerra. ¿Qué me van a decir a mí quienes son los
yanquis?
La torpe ignorancia de los norteamericanos no tiene lagunas. No es extraño que se
hayan metido en un tembladeral. Lo mismo ocurrió antes con la Argentina
Peronista y les volverá a pasar cada vez que se enfrenten con alguien que no sea de
sus sirvientes habituales. La tarea de “comprar amigos” en vez de “hacerlos”
mediante procedimientos honrados no conduce siempre a los resultados
apetecidos, porque no todos los hombres tienen precio como ellos imaginan.
Excelente su carta abierta al cretino que, para vergüenza de los argentinos, hace
como que gobierna en nuestro país. Su repugnante actitud en el “caso Cuba” lo
presenta en toda su miseria moral. No escapa al menos advertido que el noventa
por ciento de los pueblos latinoamericanos están con Cuba y con Fidel, no sólo
porque tiene razón, sino también porque enfrenta valientemente a los eternos
enemigos de esos pueblos, que esta vez no conseguirá engañar con la falacia de su
propaganda.
La fuerza de Cuba, como la de todos los que luchamos por la liberación, radica en
que la línea intransigente que sostenemos coincide con el desarrollo histórico y la
evolución. Los hechos políticos solo pueden tener vigencia cuando se afirman en el
quehacer histórico que es el permanente y es el dominante. Los hechos meramente
políticos, cuando no se afirman en la realidad que fija la evolución, carecen de
permanencia y están destinados a sucumbir. No sé si el poder maléfico de la
reacción permitirá a Fidel Castro recorrer el camino que se ha trazado para
alcanzar los objetivos que se propone; pero lo que sí puedo asegurar es que su
causa será, tarde o temprano, la que triunfará en Cuba. Otro tanto ocurrirá con
nosotros que estamos reprochando la segunda etapa.
Le ruego que haga llegar al amigo Pedro Llada mi gran abrazo y mis
congratulaciones por lo ocurrido: “Nadie muere el día anterior”. Si el valor es una
virtud, el hombre, aún cobarde, no escapará a su destino. Lo vi decidido y valiente
cuando marchó a la Sierra Maestra y lo sigo viendo tan valiente y decidido como
siempre. Por nuestros inefables “amigos” de “USA” he conocido sus comentarios
que, a título personal, ha hecho por la radio, por lo que le hago llegar mi más
profunda gratitud. Él sabe que soy su amigo y “al amigo todo y al enemigo ni
justicia”. Dios quiera protegerlo y ayudarlo en todo.
Su comunicado, tan ajustado a la realidad, es suficientemente elocuente en su
contenido: “mejor que decir es hacer” y… mejor que pactar es realizar. Nosotros no
necesitamos sino una causa estamos en ello. El hombre que no tiene una causa a la
cual servir no merece vivir, pero eso no será jamás comprendido por los hombres
que dedican su vida a traficar con valores materiales y morales. Quizá sea mejor
así… Saludos para Borlenghi y familia, como asimismo para su Señora, míos como
de Isabelita. Un gran abrazo.
Juan Perón

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