Descamisados de la Patria:
Momentáneamente me alejo del lecho en que se encuentra reposando nuestro
querido General Perón, luego de haberle sido practicada una operación
quirúrgica, para acercarme a vosotros, a requerimiento del interventor de la
Junta Metropolitana del Partido Peronista, diputado nacional Dr. Héctor
Cámpora. Considero que en esta hora, en que los destinos de la Revolución y del
Peronismo han de fortalecerse en una magna jornada cívica, mis deberes de
esposa deben ser subordinados a los superiores de mis queridos descamisados,
que me han hecho llegar en todo momento, en estos últimos días, su consuelo,
su aliento y su fe. Estamos en vísperas de una nueva lucha electoral y me dirijo a
ustedes en mi doble condición de mujer y de mujer argentina que no puede
permanecer ajena a nada que influya en el porvenir de la Nación y de sus
vanguardias descamisadas. Tengo la íntima convicción de que estas vísperas
electorales son vísperas de nuevos triunfos del pueblo y que la soberana
voluntad mayoritaria de la ciudadanía va a ratificar su total confianza en los
hombres que acompañan al General Perón. La obra grandiosa que realiza el
gobierno del líder de los trabajadores de la Patria y que abarca toda la amplitud
de nuestra geografía física, política, económica y social no se manifiesta tan solo
en conquistas sociales, liberación económica, recuperación y reafirmación de la
soberanía, sino en la creación y fortalecimiento de una conciencia argentina en
las amplias masas de los descamisados gestores de la riqueza de la Nación y
magníficos abanderados de la nueva Patria.
Creo y sostengo que los descamisados de hoy son los mismos que escribieron en
la historia de nuestra actualidad las páginas sin ejemplo del glorioso 17 de
Octubre, jornada imperecedera que salvó la Revolución al rescatar de su prisión
al líder. Son los mismos que derrotaron y expulsaron el intervencionismo y la
venalidad coaligadas, los mismos que, poco después, el 24 de febrero,
proclamaron su mayoría de edad en los comicios más limpios y de más
auténtico cuño democrático que recuerdan los argentinos. Estoy segura de que
la obra de gobierno del General Perón, suprema demostración de su amor al
pueblo, ha traído a las filas de los descamisados a más argentinos ansiosos de
porvenir y orgullosos de su tierra liberada. Ha ensanchado hasta el infinito la
fila de los que consolidan su fe en el líder, al calor de su obra y de la ventura
inmensa de sentir la convicción de que la Revolución popular y descamisada
triunfó definitivamente y se consolidó para siempre gracias a la justicia social,
que se ha impuesto pese a la resistencia de una oligarquía que va siendo
derrotada hasta en sus más recónditos reductos.
Yo sé, mis queridos descamisados, que el próximo domingo se va a reeditar la
justa cívica del 24 de febrero y que se va a reeditar multiplicándola. En aquella
fecha, cuando los descamisados de nuestro General Perón vencieron para
siempre el capitalismo egoísta y ciego de afuera y de adentro, el nombre del líder
era más que una esperanza. Hoy es una gran realidad, pues la justicia ha
llegado. Las promesas se cumplieron. Basta ya de ranchos insalubres, perdidos
en la inmensidad de las pampas. Basta ya de conventillos azotados por miseria y
las enfermedades. Basta ya de salarios de hambre y de persecuciones inicuas. La
justicia social del General Perón se ha traducido en vivienda higiénica y barata,
en aumento progresivo de jornales y sueldos, en diversión sana para el pueblo,
en obras educativas, en asistencia médica gratuita, vacaciones anuales pagas,
indemnizaciones por despidos, auxilio a la niñez desamparada, sostén para las
viudas, socorro para la ancianidad desvalida, crédito agrario para el campesino
que rotura la tierra haciendo frente a todas las amarguras, agremiación
amparada por leyes que defienden el fuero sindical, ayuda a los países que
sufren las consecuencias de la guerra tremenda.
Pero no sólo es en base a esa justicia social que los descamisados se han unido al
General Perón. Está también aquella otra justicia social que el régimen que
desgobernó el país desconoció porque no podía sentirla, y, entonces, mucho
menos amarla. La justicia social que hace igual a un hombre frente a otro
hombre. La justicia social lograda por el trabajo, por el sacrificio, por la lealtad,
por la fe. La justicia social de los que, siendo capaces de soportar tantas
humillaciones y tanta miseria, también saben imponer la voluntad soberana de
sus derechos y llevan bien alto el banderín de su victoria. Esa justicia social es la
que ha forjado la unidad argentina a través de la masa aceradamente unida del
Peronismo y que es garantía e instrumento seguro en la conquista del porvenir
de la Patria. A esta unidad, mis queridos descamisados, que soldará a todos los
grupos peronistas en un solo bloque, doy esta noche mi aporte y mi más íntimo
deseo de triunfo en las elecciones de pasado mañana.
Se juega el domingo en las urnas, no un hecho político exclusivamente, sino la
misma Revolución y nada ni nadie en esta tierra pueden mantenerse al margen
de un acontecimiento tan fundamental. Se juega el destino de todas las
conquistas logradas, hombro con hombro, codo con codo, por el pueblo y el
gobierno de la Nación. Es, en definitiva, un episodio más de la lucha diaria que
va afirmando el triunfo de los descamisados sobre la derrota de la oligarquía. Es
la justicia social de Perón contra los bastiones de un régimen que agoniza. Es la
proclamación cívica, en las urnas de los derechos del trabajador, máxima
conquista lograda por un pueblo al cual durante tantos años oprimiera la
voracidad y politiquería de los que hacían caso omiso de sus quejas y protestas,
demandas o justas reacciones
Por eso yo, la compañera Evita, estoy firmemente convencida de que los
descamisados triunfarán. Desde mi puesto de lucha .y respondiendo a la misión
que me he impuesto, que es exclusivamente de impulso y desarrollo de la obra
social, que no sabe de política para saber emocionadamente de angustias, de
desvalidos, de dolores y de esperanzas, entreveo a diario nuestra realidad y las
necesidades elementales de todo eL pueblo. Veo el mapa social de la República
desde el a obra social y de solidaridad, con preferencia al ángulo que ofrece la
política y no me desviaré de esa perspectiva, porque ella corresponde a mi mejor
deseo, a mi sensibilidad de mujer y a mis posibilidades y ternuras de hija de mi
pueblo, orgullosa de su condición. Es inútil, pues, que la pasión política
pretenda ligar mi nombre y actividad a fracción alguna o grupo político de
cualquier lugar de la República. Se ha dicho que en Santa Fe auspicio tal o cual
lista. Ello es falso. Ni en Santa Fe ni en ningún otro punto del país apoyo
nombres o listas, sino que apoyo al movimiento del pueblo, o sea al Peronismo.
Yo no dudo un instante de la conciencia de los descamisados ni siente vacilar mi
fe. El pueblo argentino ha sido convocado a las urnas. Los peronistas, que
constituyen la inmensa mayoría, irán al comicio unidos, como una sola
voluntad, con un solo objetivo y con una fe única en los destinos de la Patria. El
domingo, los peronistas reafirmarán su voluntad de ser ciudadanos de un país
libre, un país donde impera la justicia social y donde los derechos de todos y
cada, uno están plenamente asegurados. Descamisados de la Patria: aseguremos
el triunfo de la Revolución el domingo 7 de marzo, con nuestra unidad y nuestra
conciencia, derrotando a la oligarquía, a los políticos venales y alas que no
supieron interpretar las inquietudes de los que trabajan por la grandeza de Ia
Nación. La justicia social forjada por el General Perón ha triunfado y tiene que
ser defendida; eso es lo que os pide, mis queridos descamisados, vuestra
compañera Evita.
La consigna del 7 de marzo, descamisados de mi Patria, es la siguiente: no
borrar ningún candidato en las listas peronistas, pues hacerlo sería indisciplina
partidaria, que es traición al movimiento. Así como en las vísperas del 24 de
febrero el General Perón os diera esa consigna, hoy, alejándome un instante de
su lecho de enfermo, yo, la compañera Evita, interpretando el deseo de nuestro
líder, me acerco esta noche a todos los hogares descamisados de mi Patria y os
repito: “que todos seamos artífices del destino común pero ninguno
instrumento de la ambición de nadie”. Yo sé que mis descamisados votarán no a
los hombres, sino al Peronismo, porque saben que el General Perón, desde la
Casa de Gobierno vela por la felicidad de su pueblo;
También hago un llamado a las descamisadas en esta jornada cívica: la mujer
argentina debe acompañar a sus novios, a sus hermanos, a sus maridos, a sus
hijos, con su palabra de ciudadana, porque gracias al General Perón le fueron
acordados los derechos cívicos, y con la intuición femenina que tienen nuestras
descamisadas harán que el 7 de marzo, a pesar de que materialmente no pueden
depositar sus votos, se haga sentir su aliento y su fervor peronista, y también
ellas dirán “Presente, mi General”.
Les recuerdo otro consejo del General Perón en vísperas del 24 de febrero: los
descamisados deben estar a las ocho de la mañana, como una cita de honor,
para depositar su voto por el triunfo de la nacionalidad misma. Eso es lo que os
pide una mujer que no sabe de descanso, cuando tiene la misión tan sagrada de
llevar un poco de justicia y de felicidad a los descamisados de su Patria; os lo
pide vuestra compañera Evita, que prefiere siempre ser vuestra compañera a ser
la esposa del presidente, pues desde su humilde puesto de lucha cree que lleva
un poco de esa justicia que tanto el General como yo deseamos a todos nuestros
descamisados.