Compañeras y compañeros:
Con profunda emoción me acerco a este acto, en el que he escuchado la palabra de
dos dirigentes obreros, Cofiño y Morones, palabras que me han conmovido como
mujer del pueblo y como argentina.
Ustedes saben que la compañera Evita jamás deja de estar presente en las
reuniones de sus queridos descamisados, y por ello no podía dejar de estar aquí. Y
antes de que hagan uso de la palabra los compañeros de la C.G.T. argentina, como
tengo que retirarme debido a las muchas ocupaciones que ustedes conocen, quiero
traerles un saludo afectuoso del General Perón, que espiritualmente está con
nosotros. Quiero también, en representación de todos los descamisados argentinos,
hacer llegar a los compañeros de Cuba y México, personificados aquí por Cofiño y
Morones, la convicción de que cuentan con todo el cariño del pueblo trabajador, de
todos los descamisados de este país.
El General Perón, en momentos en que me encontraba yo en la Secretaría de
Trabajo, me hizo llegar el ruego de que concurriera aquí y les dijera a los
compañeros de Cuba y de México, y a todos los presentes, que él estaba
espiritualmente con ellos, pero que actividades de gobierno le impedían poder
hacer acto de presencia material, lo que lamentaba enormemente, y que por mi
intermedio les enviaba un gran abrazo.
Saben ustedes perfectamente que en la Secretaria de Trabajo y Previsión, cuando
era noche para la Argentina, un coronel del Pueblo tomó la bandera de los
descamisados, de los desposeídos, la bandera de la justicia social; y lo hizo porque
sabía que esa bandera era la de la masa trabajadora argentina que había sido
durante cincuenta años explotada en nuestro país, por lo cual encontró
inmediatamente el apoyo de esa masa trabajadora, que sabía que ahí estaba su
salvación.
Este coronel tomó, pues, la bandera de la justicia social, y hoy es nuestro querido
presidente, que desde la Casa Rosada trabaja, sueña y lucha por la felicidad de
todos los argentinos. Por esos ideales estamos bregando desde la Secretaría de
Trabajo y desde la Casa de Gobierno, cuyas puertas están siempre abiertas para
todos los que sufren, para todos los que tienen un problema o para los que
necesitan alguna ayuda.
Antes de dejar la palabra a los compañeros de la C.G.T. argentina les repito una vez
más que, como Uds. mejor que nadie saben, mientras esté Perón en la Casa de
Gobierno la justicia social se cumplirá inexorablemente, cueste lo que cueste y
caiga quien caiga.