Las Fuerzas Armadas Peronistas (F.A.P.) cuyo primer destacamento se instala en
Taco Ralo, ante por menores y circunstancias que se prestan a equívocos, tiene el
imperativo político de comunicar públicamente al pueblo y a la clase obrera
peronista que, desde ahora en adelante, nos identificamos con el aditamento “17 de
Octubre” por las siguientes razones:
1) El 17 de Octubre marca la irrupción protagónica de las masas populares en el
proceso histórico argentino. Ese día la movilización de los trabajadores, de los
descamisados, gestada desde abajo, fábrica por fábrica, barrio por barrio, bajo el
impulso revolucionario de la compañera Evita, cuando aún las cúpulas dirigentes
discutían y vacilaban si llamaban o no a la huelga, paralizan el país, ponen sitio a la
ciudad-puerto oligárquica y al liberar al Coronel Perón inauguran el camino de su
propia liberación. Desde entonces, el liderazgo de Perón se asentará en su relación
con las masas.
Como dijo Scalabrini Ortiz, ese día “Hombres inmunes al cansancio, al hambre y la
sed decían: aquí comienza la revolución de los pueblos sometidos. Aquí comienza la
rebelión de los que estuvieron doblegados”. El 17 de Octubre de 1945 se inicia la
prolongada guerra revolucionaria de nuestro pueblo que no terminará hasta
alcanzar la emancipación de la patria del dominio imperialista y la liberación de la
clase trabajadora de la explotación capitalista.
2) El 16 de septiembre de 1955 se interrumpe la etapa antiimperialista y popular
del gobierno justicialista. La contrarrevolución oligárquico-imperialista es
instrumentada por las fuerzas armadas convertidas desde entonces en ejército de
ocupación y favorecida por la capitulación traidora de la mayoría de los dirigentes
políticos y sindicales del Movimiento Peronista. Judas instalados en la
vicepresidencia, en los ministerios y bancos, disimulaban su papel de agentes del
poder enemigo, rodeando al Gral. Perón “con una sonrisa o una mano tendida”.
Con la victoria de las minorías cipayas y opresoras, que es la derrota del pueblo,
comienza el período de la ofensiva reaccionaria y de la defensiva popular. La
neocolonización capitalista del país engendra la Resistencia Peronista.
Prácticamente todas las formas de lucha son ensayadas por la clase obrera y el
pueblo peronista para defender sus conquistas avasalladas. Desde las huelgas
generales y espontáneas, pasando por la resistencia, el golpe cívico-militar, el foco
guerrillero rural, el boto-blanquismo, etc., hasta las guerrillas urbanas, las
insurrecciones populares (Cordobazo, Rosariazo, etc.,) y la batalla ganada el 11 de
marzo de 1973.
3) Como una de las formas de esta Resistencia surge la primera organización
armada peronista. Partiendo de definiciones mínimas —tales como la asumición
del peronismo como identidad política y la convicción de la lucha armada como
única vía para la recuperación del poder, militantes que provienen de experiencias
comunes o paralelas dentro del Movimiento Peronista convergen hacia 1968 en la
formación de las Fuerzas Armadas Peronistas. Partiendo de la concepción de
desarrollar la guerra de guerrillas en ambos frentes (rural y urbano) un grupo se
instala en Taco Ralo, provincia de Tucumán. El copamiento de ese destacamento
marca nuestra primera derrota. Reconstruidos cuadros, además con el aporte de
nuevos compañeros, las F.A.P. reaparecen caracterizándose sus acciones, en ese
momento, por la propagandización del método de la guerrilla urbana.
4) Los aspectos positivos de nuestra experiencia —demostrar la vulnerabilidad de
la dictadura militar y la factibilidad de la violencia organizada— no se integran en
el ascenso de las luchas populares que culminan en los cordobazos, rosariazos,
tucumanazos, etc. Una concepción política errónea fue aislando de la militancia
política y de la lucha de masa. Confusamente, comenzamos a percibir la necesidad
de superar la práctica unilateral, interrelacionando lo político con lo militar y
construyendo el puente organizativo con las luchas de masa que permiten nuestra
participación, conjuntamente con la clase obrera y el pueblo peronista, en el
desarrollo de una estrategia revolucionaria del poder.
Los cuadros de nuestra organización entran en estado de discusión política y
aparecen los primeros síntomas de una crisis interna que no sería sino el reflejo de
la crisis del “foquismo” como metodología revolucionaria.
5) Como resultado de esta discusión interna, se formula una propuesta políticoorganizativa que posibilitaría recorrer el camino hacia la toma del poder: la
construcción de la alternativa independiente de la clase obrera y el pueblo
peronista. Esta propuesta se basaba en la experiencia de las luchas de la
Resistencia Peronista, en sus victorias pero también en sus derrotas, en la
necesidad de que las maniobrar tácticas del General Perón no fueran utilizadas —
como hasta ese momento— por las conducciones burocráticas locales para negociar
la integración del Movimiento al sistema. La propuesta significaba, especialmente,
que la conformación policlasista del Peronismo (como la de todo Movimiento de
liberación nacional) conteniendo a sectores burgueses y pequeños burgueses
expresados por una burocracia conciliadora, no anulará su esencia social
históricamente revolucionaria, dada por la presencia en su seno de la clase obrera.
En consecuencia, planteaba la organización desde las bases y con las bases, más
allá de las estructuras institucionales del Movimiento, útiles para coyunturas
tácticas o para una política reformista, pero inútiles para una estrategia de guerra
revolucionaria. Este fue el significado originario de la “alternativa independiente”
propuesta por las F.A.P.
6) Lo que fue una propuesta englobadora, continuadora y elevadora de la
experiencia combativa de la clase obrera y el pueblo peronista devino de una
fórmula puramente ideologista y estratégica. La responsabilidad de esta desviación
nos incumbe, en general, a todos y cada uno de los compañeros, y, en particular, a
aquellos que implementaron el postulado como una alternativa ideológica, sin
verificación política. Así fue como nuestra propuesta de alternativa independiente
de los proyectos burocráticos y burgueses, se transformó en una alterativa
independiente del movimiento y del Gral. Perón. Se redujo el trabajo políticoorganizativo desde las bases a una negación total de la posibilidad de utilizar la
superestructura como un medio que facilitara aquel trabajo de base. Se cayó en un
estrategismo abstracto que negaba la realidad, como si toda estrategia
revolucionaria no necesitara encarnarse en políticas concretas que vayan dando
respuestas a las situaciones de cada momento histórico. Este desviacionismo sirvió
para que nuestra propuesta fuera tergiversada e impugnada desde afuera e
internamente acelerara la crisis de la organización, al exaltar la desconfianza, el
escepticismo y la crítica subjetivista entre compañeros.
7) La secuela dejada por esos aspectos negativos que señalamos fue de tal magnitud
que, aún con la separación orgánica de los principales responsables de ese
desviacionismo político, algunos sectores persistieron todavía en gruesos errores de
coyunturas políticas claves. Así, por ejemplo, dichos sectores llegaron a propiciar el
voto en blanco en las elecciones del 11 de marzo. Y, como en algunos lugares se
sostuvo esa postura invocando el nombre de nuestra Organización, los compañeros
de las Fuerzas Armadas Peronistas “17 de Octubre” recordamos que participamos
junto con el pueblo peronista en todo el proceso electoral, conscientes de que era
una batalla que habría que librarla para infringirle al régimen una categórica
derrota en su propio terreno. Y conscientes también, que con el triunfo electoral la
lucha no terminaba, aunque alcanzar el gobierno era un paso importante en la
reconquista del poder total, ya que el gobierno significa una porción, una cuota de
poder.
8) Con posterioridad al hecho electoral, los mismos compañeros que habían
propuesto una actitud marginada de la voluntad y la conciencia de las masas
peronistas, en exceso de estrategismo y de clasismo, desechan las alianzas tácticas
en forma determinista, ya sea porque ayer o posiblemente mañana, ciertos aliados
fueron y serán enemigos del pueblo. Nosotros creemos en el clásico principio de la
táctica revolucionaria: “aislar al enemigo para derrotarlo”, por eso aceptamos que
en la actual etapa la ampliación del frente nacional es la única política posible para
desgastar, cercar y vencer al enemigo principal.
Pero, al mismo tiempo, que se amplía el frente alrededor del Movimiento,
sostenemos que hay que aumentar la vigilancia revolucionaria para garantizar la
continuidad del proceso liberador. De esto se desprende que hoy más que nunca
tiene vigencia nuestra propuesta de “alternativa independiente” ya que la misma
implica sustancialmente, que la clase obrera peronista desarrollando su
organización integral propia pueda lograr la hegemonía política, militar organizada
e ideológica dentro del Movimiento y del Frente. Esa es, por otra parte, la única
política clasista correcta dada la formación capitalista dependiente de nuestro país,
cuya estructura económica dominante es el capitalismo, pero no un capitalismo
nacional, sino internacional, es decir imperialista.
Por eso en la Argentina la lucha antiimperialista involucra la lucha anticapitalista.
De ahí, también, que la clase obrera sea el único sector social consecuentemente
nacional-liberador en la medida que es la única clase consecuentemente
anticapitalista.
9) La amplitud policlasista y esencia clasista, al mismo tiempo, del Movimiento
Peronista, concentra en su propio seno las contradicciones del país real. Dichas
contradicciones se expresan formalmente en el seno del Movimiento en dos
proyectos antagónicos; uno es el de la capa burocrática, que al carecer de política
propia adhiere al proyecto del sistema y oficia de agente interno del imperialismo,
la oligarquía y la burguesía dentro del peronismo; el otro responde a los intereses
de la clase obrera y el pueblo peronista. La resolución de la contradicción interna
del Movimiento, mediante la denuncia y eliminación de la burocracia a través de la
organización y dirección hegemónica de la clase obrera peronista, implica la
resolución revolucionaria de las contradicciones nacionales y sociales de la
Argentina.
El alto grado de justicia popular y revolucionaria que representa ejecutar un
traidor, un cómplice del imperialismo y de los explotadores, es un derecho que
debe ser ejercido en el momento justo y necesario. El mejor respaldo que puede
tener, en esta etapa, la clase obrera es su propio desarrollo político organizativo. No
se puede reemplazar ni dificultar la estructuración de la organización integral
propia de la clase obrera con acciones aisladas. Como decimos en un documento
reciente: “partir de los niveles más elevados de las masas, en una propuesta que en
vez de revertirlos sobre el conjunto, los separe de él, es una política que producirá
nuevamente el descabezamiento del pueblo; (…) Este es el marco desde el cual
debemos ejecutar nuestra política: el marco de las masas. Ser-inflexibles en la
inflexibilidad de las masas, no en la inflexibilidad de los grupos”.
10) La crítica y la autocrítica son inseparables de toda política auténticamente
revolucionaria. Cuando se ha ejercido la autocrítica con honestidad, los errores
cometidos no nos deben alarmar. Lo que nos debería alarmar sería la persistencia
en esos errores. Por otra parte, los riesgos compartidos, la experiencia y los
objetivos finales comunes, no pueden impedir el ejercicio de la crítica fraternal.
Cuando, como en nuestro caso, nos vemos precisados a marcar públicamente una
distinción crítica, la unidad que se fragmenta puede ser reconstituida en otra etapa
y a un nivel superior. No nos preocupa mantener una sigla o rescatar viejos
laureles. Nos preocupa ir desbrozando el camino revolucionario de errores, de
sectarismos y de oportunismos. Nuestra aspiración revolucionaria de unidad y
solidaridad peronista no consiste en que unos compañeros se disgreguen de sus
organizaciones y se incorporen a otras; no consiste en imponer rótulos ni en forzar
integraciones. Nuestra mayor aspiración histórica, aunque hoy nos veamos
obligados a distinguirnos como “FAP 17 de Octubre”, es que en una mañana
cercana, junto a todos los compañeros revolucionarios pero fundamentalmente
junto a la clase obrera peronista, podamos decir que hemos contribuido a la
construcción del Ejército del pueblo peronista para la toma del poder y la
construcción de la Patria Justa, Libre y Soberana: la Patria Socialista.
¡LOS TRABAJADORES AL PODER CON PERÓN PRESIDENTE!
¡PERÓN ES DE LOS TRABAJADORES, NO DE LOS TRAIDORES!
¡CAIGA QUIEN CAIGA Y CUESTE LO QUE CUESTE… VENCEREMOS!
FUERZAS ARMADAS PERONISTAS (F.A.P.) “17 de Octubre”