Sr. Dr. Don Carlos A. Juárez Madrid, 30 de agosto de 1971
Buenos Aires.
Querido Compañero y Amigo:
Por mano y amabilidad del compañero Campos he recibido su amable carta del 23
de agosto próximo pasado, y le agradezco el recuerdo y saludo que retribuyo con mi
mayor afecto.
Comparto todos sus atinados juicios sobre la situación argentina y le felicito por su
empeño en la preparación de nuestra acción política en Santiago del Estero. Nunca
como ahora ha sido más necesaria la unidad, solidaridad y organización de nuestro
Movimiento. No es hora ya de contemplar pequeñas diferencias entre nosotros
cuando estamos por jugar el destino de la Patria y de nuestro Movimiento. Ya
tendremos tiempo de discutir nuestras pequeñas diferencias cuando hayamos
vencido al enemigo que tenemos al frente. Lo primero es vencer, porque ningún
peronista puede pensar en realizarse en un Movimiento Peronista que no se realice.
Desde aquí estoy siguiendo los acontecimientos que han de afirmar o desvirtuar las
promesas de la dictadura militar y, sobre asunto; el compañero Campos le podrá
hacer escuchar una cinta magnetofónica que lleva y contiene dos puntos distintos:
1. Nuestro Punto de vista sobre la situación argentina, y
2. La preparación humana y técnica para el futuro. Le ruego que la escuche. La
primera es la contestación por memorándum que yo di al Embajador argentino en
Madrid, y la segunda son observaciones que me sugiere la necesidad actual sobre la
preparación humana y técnica para preparar la toma del poder.
Espero que toda nuestra gente se dé cuenta exacta del momento que el país está
viviendo y de la perentoria necesidad de que nos pongamos en serio a trabajar,
cada uno en su tarea, a fin de presentar el mejor frente de acción o de lucha, según
sean las circunstancias que los hechos nos presenten en el futuro inmediato. Hasta
ahora todo ha sido posible. Desde ahora solo la solidaridad, la unidad y la
organización serán los factores determinantes de un éxito que, estando ya en
nuestras manos, no podemos desperdiciar por atender cuestiones secundarías.
Le ruego que salude a los compañeros y acepte, junto con mi saludo más afectuoso,
mis mejores deseos.
Un gran abrazo.
Juan Perón