Madrid, 24 de junio de 1970
A los compañeros de la FEDERACION UNIVERSITARIA DE LA REVOLUCION
NACIONAL – SECRETARIA UNIVERSITARIA DE LA JUVENTUD PERONISTA
DE LA PLATA
Mis queridos compañeros:
Por mano y amabilidad del Doctor Pedro Emilio Michelini he recibido vuestra
comunicación del 13 pasado y les agradezco el recuerdo y el saludo que retribuyo
con mi mayor afecto.
Comparto totalmente los conceptos y juicios que dicha nota contiene y es
auspicioso para la causa de la liberación de nuestra Patria y de su Pueblo que la
juventud universitaria haya comenzado a comprender la realidad de nuestra
situación y la necesidad de ponerse a luchar por resolverla. Han sido necesarios
muchos dolores, el azote de la dictadura militar y quince años de simulación
insidiosa, para que nuestra juventud pudiera comprenderlo, pero “bien vale París
una misa”. Hace ya veinticinco años, el Justicialismo comenzó a anunciar cuanto
está ocurriendo en el mundo pero, generalmente el hombre, necesita algo más que
palabras para entrar en razón.
Yo nunca he podido comprender cómo un joven argentino puede estar con las
fuerzas obscurantistas de la reacción, con la entrega del país, con los que creen que
se puede “educar al Pueblo” privándole de sus derechos y del ejercicio de la
libertad. Pero aún menos lo podía comprender en la juventud universitaria que,
como tal, debe ser la juventud esclarecida. Indudablemente, ha existido una grave
incomprensión y me alegra saber por lo que Ustedes me dicen, que existe una gran
reacción estudiantil en el sentido propugnado por nosotros y el mérito de ello debo
asignarlo a Ustedes y al incesante trabajo que realizan, por todo ello les hago llegar
mi enhorabuena.
Esta nueva “chirinada provocada por la dictadura militar, aunque es un nuevo
golpe al prestigio del país y sus instituciones, no ha cambiado la situación existente
y el “recauchutaje” de su “gobierno” no es otra cosa que el cambio de collar a los
mismos perros. Así, a pesar de los cambios, allí no ha cambiado nada y, en
consecuencia, nosotros debemos seguir como hasta ahora, enfrentando los nuevos
intentos insidiosos, destinados a engañar a la opinión pública con nuevas
“triquiñuelas” ya conocidas de estos simuladores indecentes.
La juventud universitaria tiene una grave responsabilidad ante el futuro de nuestra
Patria y es preciso que sin pérdida de tiempo la comprenda y se ponga en acción
para defenderla. La experiencia de estos quince años de vergüenza nacional ha de
ser aleccionadora para los jóvenes, que serán los que han de sufrir en carne propia
las consecuencias si son impotentes para poner remedio a tantos males como los
que debemos presuponer si las cosas siguen sin remedio. Una juventud que no
comprende la amenaza o que se desentiende egoísta del deber de la hora, no le
quedará para el porvenir ni siquiera el derecho de lamentarse.
Por eso veo con complacencia cuanto me informan sobre los quehaceres e
inquietudes de la Juventud Universitaria de La Plata que, a no dudarlo, ha de
extenderse a toda la población universitaria del país. El mundo actual se agita en
una revolución y, dentro de él, el Continente Latinoamericano se ha lanzado
auspiciosamente a una “guerra revolucionaria” por la liberación de los pueblos y de
las respectivas patrias, con postulados muy cercanos a los del Justicialismo. Ello
encuadra nuestra revolución que así puede considerar que el tiempo trabaja para
nosotros a condición de que también nosotros seamos capaces de ayudar al tiempo.
Yo no tengo la menor duda del triunfo de esta revolución pero el lapso que nos
separa de ese triunfo está en razón directa del esfuerzo que nuestras juventudes
sean capaces de realizar para lograrlo.
La juventud argentina ha de estar persuadida de la necesidad de su propio esfuerzo
porque nadie ha de realizarlo en su lugar en forma que tengan nada que
agradecerle. La dictadura militar que azota a nuestro país, constituye el mando de
las fuerza de ocupación del imperialismo que esté ocupando todo nuestro país. Si
una juventud decidida y valiente no se decide a poner dique a semejante ignominia,
deberán vivir en el futuro en una colonia y, lo peor de todo, que tendrá también la
responsabilidad de que ello se haya producido. Hace ya un cuarto de siglo los
justicialistas hicimos ya el anuncio de lo que podía suponer y luchamos por
evitarlo. En ese momento la juventud universitaria, influenciada por la publicidad
foránea y la acción de la traición vernácula, no estuvo con nosotros. Ahora ha
tenido que pagar las consecuencias. Menos mal si comprendiendo el error, se pone
ahora a remediarlo.
Tengo una gran fe en la juventud argentina porque he escuchado a muchos de sus
componentes y espero confiado que la nueva generación juvenil argentina,
esclarecida por la experiencia, tome el mejor camino, que no es otro que el que veo
por las palabras decididas y el juicio justo que campea en la comunicación que me
hacen llegar, todo ello reafirmado por la conducta que veo seguir a la universidad,
frente a la dictadura militar que pretende adormecerlos con simulaciones de
complacencia que puede estar en todas las bocas pero no en los corazones.
Finalmente, deseo hacer llegar por intermedio de Ustedes mi saludo a la juventud
universitaria de La Plata, rogándoles que, junto con mi saludo más afectuoso,
quieran aceptar mis mejores deseos y la exhortación para que sigan inflexiblemente
en la lucha por una liberación que es el punto de partida de toda reivindicación
nacional y popular.
Un gran abrazo.
Juan Perón