Señor Dr. D. Carlos A. Disandro Madrid, 30 de agosto de 1966
LA PLATA
Mi querido compañero:
He recibido su carta del 2 de agosto pasado que contesto pidiéndole en primer
término disculpas por mi tardanza en hacerlo debido a que me llegó ya con retardo
la suya y coincidió con un corto viaje que hiciera yo por el norte de España
escapando al calor de Madrid en agosto.
He estudiado detenidamente su trabajo sobre los últimos acontecimientos en la
Argentina, intitulado “La estrategia de un Poder Sinárquico” y lo encuentro
excelente desde todos los puntos de vista en que lo he analizado. Hace ya mucho
tiempo yo vengo también propalando hacia todos los rumbos, la existencia de una
confabulación de todas las fuerzas internacionales que vienen actuando
negativamente para los móviles que perseguimos y que persigue el mundo que
pretende liberarse. En efecto, ya publiqué un trabajo que Usted debe conocer sobre
la situación argentina en el que me ocupo especialmente del “Tercer Mundo”,
consecuencia de la “Tercera Posición” anunciada por nosotros hace ya más de
veinte años. En ese trabajo menciono a tales fuerzas que, aparentemente
contrapuestas, trabajan de consuno con móviles de dominio por las “Grandes
Internacionales” que vienen trabajando desde hace más de treinta años.
Tales fuerzas son para mí: el marxismo y el capitalismo que, en apariencia se
disputan el predominio, pero en la realidad marchan estrechamente unidas y con
designios comunes. Basta para ello verlos en 1938 cuando terceros en discordia
(Alemania e Italia) aparecen en el mundo opuestos a tales designios y cómo en
1945, terminada la Segunda Guerra Mundial, en la famosa Conferencia de Yalta, se
reparten el mundo para su explotación y dominio. No es menos aleccionador que a
estas dos Grandes Internacionales de entonces, aparezcan unidas el sionismo, la
masonería y partes de la Iglesia Católica. En el caso nuestro de 1955, no ha sido
menos elocuente la unión de estas cinco internacionales contra el Justicialismo,
como fuerzas ocultas de la revolución.
Su excelente trabajo, profundiza el análisis y penetra profundamente en el
problema argentino, sometido a la estrategia de un poder sinárquico, que
conectado con las “Grandes Internacionales” se ha venido extendiendo desde 1955
y que, en la actualidad, demuestra que esta dictadura militar no es nada nuevo ni
original como algunos pretenden, sino la continuidad gorila del golpe de estado de
1955 quizá con otras formas, pero con idénticos objetivos y designios. Como todo
esto me ha resultado muy interesante, le he pedido a Jorge Antonio que le haga
llegar la invitación para viajar a Madrid porque de esta manera podríamos
conversar y acordar trabajos en común con el Comando Superior Peronista y la
Junta Coordinadora Nacional, muy beneficiosos para el Movimiento.
Esperando tener el placer de charlar en Madrid, no deseo alargar esta carta que le
remito por intermedio del Doctor Michelini para más seguridad o por si cuando ella
llega Usted está ya en viaje.
Un gran abrazo.
Juan Domingo Perón