Al Dr. Diego Luis Molinari Madrid, 12 de septiembre de 1965
Buenos Aires
Mi querido amigo:
Por amabilidad del doctor D. Medardo Fernández he tenido la satisfacción de
recibir su cariñoso saludo que retribuyo con mi mejor afecto.
Constantemente he tenido informaciones sobre Usted y su salud por los numerosos
compañeros que me visitan y que, como yo, le quieren y le respetan a Usted. Sé que
desde hace un tiempo anda, como dicen los españoles, un poco “pachucho”: es que
los años no perdonan, aunque evidencian los méritos y servicios prestados a la
Patria.
Siempre recuerdo en forma entrañable las mañanas que pasamos juntos en la Casa
de Gobierno, “antes que llegara el lechero”, como decían los muchachos, en las que
me fue dado escuchar de sus labios muchos sabios consejos y valiosas
informaciones. Es que hada une tanto como el recuerdo de los viejos conmilitones
de una lucha sincera y leal, en la que con idéntica honradez nos empeñamos
entonces, Usted con su prudencia y sabiduría y yo con el incontenible entusiasmo
que da la verdad.
Estos últimos diez años, que hemos agregado al ya largo sendero de nuestras vidas,
en la evidencia de una lucha justa porque los hechos lo han confirmado, nos
encuentran más viejos pero más satisfechos por cuánto hicimos. Nos impulsan
también a recordar a los amigos y a los compañeros que en las victorias o en las
derrotas, que son consubstanciales a la lucha, estuvieron en nuestro corazón y a
nuestro lado.
Yo” deseo que Usted tenga la persuasión de mi sincero afecto y mi recuerdo más
entrañable, como de mi deseo de llegar con mi abrazo más afectuoso como un
adelanto del que espero darle personalmente en día no lejano.
Un gran abrazo.
Juan Perón