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Carta a Julio Antún

22 de marzo de 1965

Al Dr. Julio Antún Madrid, 22 de marzo de 1965
CORDOBA
Mi querido amigo:
Aprovechando que contesto una carta al Doctor Zanón Borso le he pedido que le
haga llegar ésta con mis congratulaciones por lo logrado allí y mis felicitaciones a
todos los compañeros de Córdoba. Sé que allí también han habido intentos
divisionistas pero estas elecciones, que dentro de nuestra lucha no son más que un
incidente más, han puesto en evidencia con claridad meridiana el error de los que
creen posible disociar al Peronismo, como asimismo a los neoperonistas que en
procura de intereses personales o de círculo, hayan pretendido pescar a río
revuelto. El dilema sigue siendo siempre el mismo: o nos salvamos todos o nos
hundimos todos, porque nadie va a sobrevivir al naufragio del Peronismo así
represente a un ridículo partidito condenado de antemano a quedar reducido a un
Aramburu cualquiera.
La cordura y madurez de la masa peronista es el mejor ejemplo que estas elecciones
han puesto de manifiesto, porque debe haber llamado al orden a los dirigentes que,
encandilados por falsas apariencias, pensaron en la posibilidad de dividirnos para
destruirnos o disociarnos para lograr intereses personales o de círculo. Ha sido una
enseñanza valiosa para amigos y enemigos. Sin embargo, en su conjunto, es sólo un
éxito parcial y los éxitos parciales sirven en la medida que se los sepa aprovechar
para arrimar ventajas a la solución de conjunto. De modo que queda aún el rabo
por desollar. Se impone, por pronta maniobra, que utilicemos las ventajas
obtenidas para realizar la mejor unidad y solidaridad de nuestras fuerzas. Los
resultados de las urnas habrán persuadido a los neoperonistas y otras yerbas, de la
necesidad de abandonar el camino personal o de círculo para no hacer el papelón
que todos han hecho aunque hayan ganado algún escaño secundario, que sólo les
servirá para poner en evidencia su pequeñez.
Creo que todas las autoridades justicialistas deben poner su mayor empeño en esa
unidad y al efecto he hecho llegar a la Mesa Ejecutiva del Justicialismo Nacional la
necesidad de perseguir a todo trance esa unidad y solidaridad, sin las cuales todo
puede malograrse. Esta tarea ha de realizarse enseguida porque el hierro ha de
doblarse caliente y las circunstancias me parecen muy propicias. Todo depende de
la grandeza con que sepan proceder, eliminando pasiones que no se justifican e
intereses que, frente a las conveniencias generales y del país, resultan ridículos.
Todo el Peronismo, que ha recibido de la masa la mejor lección, está en la
imprescindible obligación de seguir este ejemplo. Los dirigentes peronistas que no
estuvieran a la altura de la misión que la hora impone a todos, no tendrían mucho
que beneficiarse de una conducta distinta.
Ustedes , en Córdoba, afortunadamente, y el resultado lo evidencia, no han
“rengueado de esta pata”. Sin embargo no han de haber faltado diversiones
pecaminosas, aunque las hayan sabido superar. Por ello les hago llegar mi más
sincera enhorabuena y felicitación que le ruego haga llegar a todos los compañeros.
Indudablemente, este golpe ha sido terrible para el Gobierno (de alguna manera
hay que llamarlo) pero no es decisivo en manera alguna desde que se empeñará en
lo sucesivo en capear el temporal. Sin embargo ello no será fácil porque no tienen
salida: políticamente, porque carecen de la capacidad y la grandeza necesarias para
tentar soluciones; económicamente, porque la crisis estructural que azota a la
economía argentina no tiene salida como no sea la estructuración de nuevos
sistemas y métodos que ellos no están en capacidad ni condiciones de imponer y,
socialmente, porque jamás contarán en la medida necesaria con el concurso del
Pueblo que seguirá poniéndole dificultades en vez de cooperación y buena
voluntad. Con poco que hagamos nosotros, el asunto estará terminado.
Todo hace ver la necesidad de operar con sabiduría y con prudencia para lograr lo
cual necesitamos una conducción, una organización y un plan de acción. Los
hechos han probado que una conducción (al decir de algunos mala) es siempre
mejor que ninguna. Sin organización esa conducción no puede realizarse de
manera conveniente, que ponga a todos los peronistas en todo lugar y momento a
luchar por los objetivos y la misión que el plan establece. Sin una concepción
centralizada no se podrá alcanzar la unidad de acción que la lucha impone. Todo lo
anterior no será sino la consecuencia de la unidad que propugno desde hace tanto
tiempo. Hay que luchar por poner a todos de acuerdo, cosa que aunque un poco
difícil de alcanzar, tiene tanta importancia, que bien vale la pena intentarlo y
lograrlo.
Me consta que las autoridades partidarias (Mesa Ejecutiva del Justicialismo
Nacional) o los llamados “Cinco Grandes” están en la mejor disposición para
realizar esa unidad. Si todos nos empeñamos de la misma manera y tratamos, de
empeñar a los demás, se podrá lograr el mayor triunfo peronista de todos los
tiempos: “El triunfo sobre nosotros mismos”. Yo creo que el peor enemigo que ha
tenido el Peronismo en los últimos tiempos ha sido ese divisionismo suicida y
estúpido que estimulado por la propaganda enemiga en todos sus órganos
publicitarios, debió habernos hecho comprender la necesidad de evitarla. En
cambio algunos dirigentes equivocados o atraídos por intereses que no son los
nuestros ni justifican acciones tan perjudiciales, se sumaron a la tarea de denigrar a
nuestros dirigentes, quitarles autoridad y destruir la disciplina partidaria. Visto
ahora, con mayor perspectiva y la experiencia lograda, resalta con gran claridad,
que se ha tratado de un juego en el que han estado metidos nuestros enemigos y
algunos amigos que de buena o de mala fe han cooperado en lo mismo.
Bueno amigo Antún: me parece que le he dado la lata sobre este asunto, pero mi
interés es que, Ustedes los de Córdoba, que han sido los grandes campeones y
ganadores de este campeonato, traten de hacerles ver y enseñarles a los demás
cómo se hace. No dejen de interesarse en ello, porque considero lo más importante
de este momento.
Le ruego que haga llegar, con mis felicitaciones más efusivas y sinceras, mi saludo
más afectuoso a todos los compañeros.
Un gran abrazo.
Juan Perón

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