Compañeros H. M. y J. F. Noviembre de 1964
del Sindicato Buenos Aires de Foetra
Estimados Compañeros:
Durante bastante tiempo he estado prófugo fuera de mi domicilio, circunstancia
por la cual recién en esta mañana llego a mis manos la invitación para asistir al
“Cabildo Abierto Telefónico”. Pese mis esfuerzos, no he podido cancelar un
compromiso contraído con bastante anterioridad con compañeros trabajadores del
Uruguay, que mañana regresan a su país.
En consecuencia, justo con mi agradecimiento por la invitación, les hago llegar mis
excusas por no poder participar en ese encuentro. Pero también deseo hacerles
presente que si bien toda participación en actos relacionados con la clase obrera,
constituye para mi un deber y una satisfacción, en este caso del sindicato telefónico
capital, me es particularmente penoso no contribuir al debate y estar presente. En
un momento en que la clase obrera afronta las condiciones durísimas creadas por
un gobierno que ejecuta con dedicación implacable la política del régimen
restaurado en 1955, las estructuras organizativas están en crisis y no pueden
cumplir con su función de unir en una voluntad común de resistencia las rebeldías
generales pero dispersas.
Y eso no se debe al rigor represivo de la dictadura militar, que demostró estar
dispuesta a todos los extremos de ferocidad cuando, frente a un paro de actividades
decreto un “escalada” de represalias y se comporto como si hubiese vencido en una
guerra. Esa violencia potencial no ha necesitado, en general, transformarse en actos
prácticos, porque la combatividad obrera ha carecido de los instrumentos
funcionales que la cohesionase en consignas, métodos planteos comunes. Lo menos
importante, con ser algo que la indignación obrera ha registrado perfectamente, es
el nombre de los responsables en diverso grado, de los que han incumplido su
mandato, demostrado su temor ante el enemigo, llevado a las filas proletarias una
derrota que no se produjo en los hechos sino en la propaganda del régimen y en el
espíritu de esta pobre gente prisionera de las posiciones burocráticas, las
prebendas, los intereses individuales. Ellos, los dirigentes claudicantes,
demostraron ante el rigor de momentos de crisis hasta que grado era profundo el
deterioro de las organizaciones sindicales. Flores de invernadero buscando siempre
el calor oficial, en la primera confrontación proyectaron sus temores y
compromisos al conjunto de la clase trabajadora, como si esta compartiese esas
debilidades nacidas en la dulce ociosidad de los cargos ejercidos sin vocación
revolucionaria.
Sus nombres no interesan, y pronto se los llevara al olvido, y cuanto antes mejor.
Pero si es preciso que no pueda especularse nuevamente con la desmemoria de los
trabajadores, que “lo burocrático”- que es un estilo, una visión implantados por la
clase dirigente y no absorbida en la tierra fértil de las bases obreras- sea desterrado
para siempre. Y bien: para demostrar que solo algunos dirigentes pero no las clases
han traficado con el honor y templado ante el primer redoblar de las espuelas
mandonas para testimoniar que diez años de desgracia no son factor para minar la
moral combatiente, para todo ese contraste están las direcciones como la de
Telefónicos Capital, que en los momentos de peligro dijeron lo que muchos
callaban, miraron de frente a las cosas y dieron cumplimientos a las promesas y
deberes contraídos con las bases, que para los claudicantes del “dialogo” y el
“compromiso” y demás nombres del reformismo pactista, son solo de discursos
floreados de intrascendentes, por esas razones, y pese a no poder expresarlo
personalmente quiero que tengan presente que los compañeros que militan en
nuestra Acción Revolucionaria Peronista y que pertenecen a otros sectores del
trabajo, han seguido con intereses y solidaridad emocionada la lucha de ustedes
con la prepotencia de los espadones gobernantes y la complicidad del temor de
parte de quienes tenían obligación de apoyarlos mas halla de las formulas vacías. Y
que el espectáculo que han brindado algunos sindicatos y gremios que opusieron
sus escasas fuerzas y un clima viciado por la cobardía de muchos no ha sido en
vano ni ha pasado desapercibido en cuanto significa, por quienes mantienen
inalteradas su lealtad a la causa de la liberación argentina, para cumplir con su
vocación de nuestro pueblo de realizarse como nación soberana y como sociedad
sin explotación del hombre por el hombre.
Caerán las estructuras de la depredación imperialista y las estructuras del despojo
de este capitalismo que esta llegando al término de su ignominioso reinado. Para
eso, todo esfuerzo es digno de mención, ningún acto de consecuencia y lealtad debe
ser ignorado o desestimado. Y pronto llegara el momento de las batallas definitivas,
y el triunfo final, ante o después, ha de redimir todos las frustraciones de esta época
de infamia.
Los abraza fraternalmente
John William Cooke
Secretario General
Acción Revolucionaria Peronista