El gran drama vivido en los últimos días ha sido la culminación de los esfuerzos y
ansiedades de aquellos hombres que creyeron que, antes que nada, el país debía
reencauzarse por el camino de la Constitución. Nuestro objetivo en lo nacional es
mantener al actual Poder Ejecutivo y asegurarle la suficiente libertad de acción en
la medida en que su cometido sea conducente al cumplimiento de los compromisos
contraídos con el pueblo de la Nación, a fin de concretar en el más breve plazo la
vigencia de la Constitución.
En lo militar, se persigue el restablecimiento de la justicia y de la disciplina, el
respeto a las leyes y reglamentos, sin discriminaciones en su aplicación. Creemos
antes que nada que el país debe retornar cuanto antes al pleno imperio de la
Constitución que nos legaron nuestros mayores. En ella, y sólo en ella,
encontraremos todos los argentinos las bases de la paz interior, de la unión y la
prosperidad nacional, que han sido gravemente comprometidas por quienes
mostraron no tener otra razón que la fuerza, ni otro norte que el asalto al poder.
Sostenemos que el principio rector de la vida constitucional es la soberanía del
pueblo, solo la voluntad popular puede dar autoridad legítima y majestad a la
investidura presidencial. Propiciamos, por lo tanto, la realización de elecciones
mediante un régimen que asegure a todos los sectores la participación en la vida
nacional, que impida que alguno de ellos obtenga, por medio de métodos
electorales que no responden a la realidad del país, el monopolio artificial de la vida
política, que exija a todos los partidos organización y principios democráticos y que
asegure la imposibilidad del retorno a épocas ya superadas. Que no ponga al
margen de la solución política a sectores auténticamente argentinos, que
equivocada y tendenciosamente dirigidos en alguna oportunidad, pueden ser hoy
honestamente incorporados a la vida constitucional. […]
Creemos que las Fuerzas Armadas no deben gobernar. Deben, por el contrario,
estar sometidas al poder civil. Ello no quiere decir que no deban gravitar en la vida
institucional.
Su papel es, a la vez, silencioso y fundamental. Ellas garantizan el pacto
constitucional que nos legaron nuestros antecesores, que tienen el sagrado deber
de prevenir y contener cualquier empresa totalitaria que surja en el país, sea desde
el gobierno o de la política.
Quiera el pueblo argentino vivir libre y pacíficamente la democracia. Que el ejército
se constituirá, a partir de hoy, en sostén de sus derechos y en custodio de sus
libertades.
Estamos absolutamente convencidos de que no habrá solución económica ni social
de los graves problemas que nos aquejan sin estabilidad política ni la paz interior.
Las Fuerzas Armadas deben tomar su parte de responsabilidad en el caos que vive
la República y enderezar el rumbo de los acontecimientos hacia el rápido
restablecimiento de estos valores. […]