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Carta a Alberto Iturbe

17 de enero de 1962

Al Ing. Alberto J. Iturbe Madrid, 17 de enero de 1962
Buenos Aires
Mi querido amigo:
Como a Usted le consta, había deseado permanecer ajeno al problema de las
candidaturas de la Provincia de Buenos Aires, pero han sido tantas las gestiones
que se han realizado ante mí, ya sea personalmente como por carta, que han
terminado por comprometer mi opinión sin que yo mismo me haya dado cuenta.
En efecto, los viajeros, emisarios, “informados”, periodistas, y toda la gama de la
fauna que se mueve, con interés o sin él, detrás de las candidaturas, me han hecho
decir tantas cosas que ni siquiera se me ha ocurrido pensar, que considero
necesario que les haga llegar mi pensamiento y mi palabra al respecto a fin de que
Ustedes no sean engañados como parece ocurrir con todos los demás.
Como según mi información, todas las candidaturas del Frente Justicialista que se
han estado agitando hasta ahora, llevaban como segundo término al compañero
Andrés Framini, se me ocurrió hace tiempo hacerle decir que se hiciera un viaje por
España sabiendo que Framini no quería saber nada de ser candidato, lo que se
explica por su natural desinterés personal y su función sindical. Sin embargo, su
predicamento personal en el Movimiento, ha movido a todos los que se
candidatean a proponerlo en segundo término ¿Por qué? Siendo de la Provincia de
Buenos Aires y, especialmente el cinturón del Gran Buenos Aires, sectores obreros,
sabían que Framini arrastraría allí inmensa cantidad de votos. En otras palabras,
Framini era “el caballo y el otro el jinete”.
En mi concepto, en las elecciones de Buenos Aires, no interesan los candidatos sino
el Movimiento y cada peronista debe pensar que de ello se infiere la necesidad de
llevar una fórmula que, no siendo resistida por nadie, permita acopiar el mayor
número de votos que se suman a los que el Peronismo asegura por sí. Ninguno de
los candidatos reúne tales condiciones en la medida que las reúne Framini. En
consecuencia, nada parece tan natural como que la fórmula esté encabezada por
este compañero, llevando en segundo término a uno de los tantos candidatos que
se mencionan.
Las organizaciones obreras que tan decisivas son en esta situación han observado a
algunos de los candidatos posibles de la línea política por carecer de predicamento
en algunos casos y por tener franca oposición en otros. En tales condiciones, no es
aconsejable insistir en ellos, y menos aún cuando la voluntad puede estar
dependiendo de la voluntad obrera de votarlos. Por otra parte, las organizaciones
sindicales peronistas saben que Framini es el mejor candidato en la emergencia y
consideran injusto que este compañero sea relegado.
Yo no creo que en la Provincia de Buenos Aires se le permita la concurrencia al
Justicialismo y estoy persuadido de que el “gobierno” sólo permitirá la
concurrencia peronista en el caso de que esté convencido que ha de perder las
elecciones o en el caso que el candidato peronista esté de antemano “acomodado”
con el “gobierno”. Lo más probable es que se nos tenga en la incertidumbre hasta el
último día y se aproveche esta situación para dividirnos y descomponernos, como
lo han hecho en Santa Fe contando con la colaboración de algunos dirigentes
peronistas.
Si el “gobierno” vetara la candidatura de Framini enfrentaría el repudio de toda la
clase trabajadora que, por sentido clasista, debe apoyarla. Yo estoy seguro que si
tenemos en Buenos Aires alguna probabilidad de ganar la elección será solamente
con esta candidatura y, por lo tanto, considero que el “gobierno” no la ha de
permitir para lo que ha de recurrir a cualquier expediente lícito o ilícito, que es lo
que más nos conviene a nosotros. Si, en caso contrario, la permite, estaremos en las
mejores condiciones de hacer una buena elección.
Si realmente los compañeros que encabezaban fórmulas tienen interés en el triunfo
del Movimiento Peronista, no tengo la menor duda de que no han de tener
inconvenientes para figurar en segundo término en lugar del primero. Si no es así,
habrán demostrado que sólo los guía el interés personal y no la buena marcha del
Movimiento. Esta es una hora de renunciamiento y no de intereses mezquinos
porque la suerte del Peronismo está comprometida.
Venciendo los escrúpulos del compañero Framini lo he convencido para que acepte
ser candidato a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y él se ha
comprometido a hacer lo que yo disponga al respecto. En ese concepto le he
indicado la necesidad de que así sea. Ha conversado largamente conmigo y él le
podrá completar todo lo referente a este asunto, tanto para el caso de que se pueda
concurrir como para el de ser vetado por el “gobierno” o no poder concurrir en
ninguna forma en la convocatoria prevista. Él también le informará sobre lo que se
refiere a los fondos necesarios para la campaña. Le ruego que salude a todos los
compañeros.
Un gran abrazo.
Juan D. Perón

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