Al Sr. Eustaquio Tavares Castillo Colón, Panamá, junio 25 de 1956
Asunción del Paraguay
Mi querido amigo:
En mi poder su esperada carta de fecha 17 del corriente, por la cual recibo la gran
alegría de que Ud. ya ha podido llegar a esa tierra amiga.
Conozco la situación del país por las noticias que de los muchachos me llegan.
Están trabajando duro, y es necesario —para lograr el éxito— tomarle el paso al
tiempo. Desgraciadamente, muchos de nuestros buenos y fieles soldados son
víctimas del odio de la “canalla”. En toda lucha hay víctimas y, desgraciadamente
para nosotros unas son esos amigos comunes.
Indirectamente he logrado informarme de nuestros compañeros Leloir y Albrieu,
los cuales por ser gente de bien y leales defensores del Justicialismo, son
mantenidos en esos presidios que nosotros mismos cerramos. Ironía del destino.
Ellos, que se titulan libertadores, han tenido que habilitar nuevas cárceles —
cerradas por los peronistas— para encerrar a quienes elevaban la voz en defensa de
una causa justa.
Los crímenes y desaciertos que los “gorilas” cometen, están apresurando el
desmoronamiento del gobierno de traidores y falsarios. Los ánimos están cada día
más caldeados, lo cual demuestra que nuestra labor no fue tan mala como muchos
pretendieron pintarla.
Todos los muchachos están ya en la lucha. En esa bendita tierra de valientes, hay
muchos compañeros que como Usted han sido perseguidos por las bestias
aramburistas o rojistas. Únanse y trabajen organizadamente. Con nervios de acero,
que es la forma de actuar en estos instantes, podremos ganar más y apresurar
nuestro retorno triunfal.
No dudando que tendré sus noticias dentro de la mayor brevedad, le ruego
transmita mis saludos cordiales a los compañeros en ésa, y en especial al amigo
Guidi. Usted mi buen amigo Tavares, reciba un fuerte abrazo de su invariable
amigo.
Juan Perón