Al Senador Dr. D. Víctor Haedo Buenos Aires, 15 de julio de 1954
Montevideo
Mi estimado amigo:
Recibí su carta del 5 de julio pasado, en la que me pide autorización para
desautorizar afirmaciones de Santander y Damonte, dos delincuentes comunes y
silvestres, capaces no sólo de falsificar documentos y alterar la verdad. Usted
pierde su tiempo en ocuparse de tales sujetos. En esta vida no ofende el que quiere.
Afortunadamente no he visto en mi vida a Silvano Santander y de él sólo tengo un
despreciable concepto. Jamás he tenido para Usted otro recuerdo que el elevado
concepto que me inspira su patriotismo y su hombría de bien, como se imaginará.
¿Qué expresiones podría yo tener de usted y menos aún que pudieran ser oídas o
utilizadas por un Santander?
Le repito que pierde su tiempo desmintiendo a impostores como estos individuos
tan descalificados como conocidos; pero, si ése es su gusto, le autorizo plenamente
a todo.
Si sus enemigos han apelado, para atacarle, al juicio de Santander y Damonte, me
imagino qué clase de enemigos son los que le atacan, por aquello de que “dime con
quién andas”.
Un gran abrazo.
Juan Perón