Podrá el diario en cuestión estar perfectamente a salvo en el aspecto legal;
podrá haber cuidado las formas en todas sus actividades pero como diputado
revolucionario y como hombre que tiene la costumbre de decir las cosas tal como
las siente, afirmo que el diario La Prensa tiene contraída con el pueblo de la
República la deuda de sus grandes pecados. Para nosotros, La Prensa es un diario
merecedor de serias acusaciones; no -como dijo el diputado Santander,
traduciendo la opinión de su partido- por disparidad de opiniones con referencia a
determinados aspectos de la realidad nacional e internacional. Ni tampoco por
agravios como los que ha inferido al propio Partido Radical -algunos citados por el
diputado Colom- como, por ejemplo, el relativo a la revolución del señor Cattaneo,
cuando describió en tonos sombríos cómo elementos “anarquistas y personalistas
intentaron perturbar el orden”. Si sólo tuviésemos agravios de ese tipo, no nos
alegraríamos en este momento de asestarle un golpe a través de esta Cámara.
Nosotros estamos contra La Prensa por razones mucho más serias, mucho más
fundamentales. Estamos contra La Prensa porque creemos que diarios de esa clase
son los que han minado la base de la nacionalidad, creemos que La Prensa es uno
de esos obstáculos, como hay muchos otros en el continente, que han impedido o
demorado todas las posibilidades de reivindicaciones proletarias en Latinoamérica.
Nosotros lo decimos por encima de las contingencias de la comisión investigadora.
Lo decimos como hombres políticos que expresamos opiniones personales.
Nosotros estamos con los obreros, y estamos contra La Prensa, porque La Prensa
siempre estará, como lo ha estado hasta ahora, contra los obreros y contra
nosotros.
Este es el planteo revolucionario con respecto a este problema de La Prensa.
Nosotros con los nuestros, La Prensa con los suyos y con sus aliados de dentro y
fuera del país, y con todos aquellos que, sin estar complicados en las
maquinaciones de los diarios capitalistas, creen que están defendiendo los intereses
de la prensa libre y de la libertad de opinión. […]