Es doblemente grato para mí, como argentina que vibra a todas las superaciones
de la nacionalidad y como humilde pero apasionada colaboradora del general
Perón, que ha querido honrar con su presencia este acto de la Fundación de
Ayuda Social, el hacer uso de la palabra en este instante trascendente para la
niñez de mi Patria. Seré breve y sencilla porque la realidad, esta hermosa
realidad argentina que vivimos, prefiere, para expresarse, más que palabras
siempre fáciles de pronunciar, hechos concretos que desafían con su solidez a
los dialécticos caprichosos. No en vano tenemos como fuente de inspiración la
doctrina y la obra del general Perón, que niega y rechaza el fácil halago de las
promesas para exaltar el valor efectivo de las realizaciones.
Inauguramos hoy una Ciudad Infantil que simboliza ante el país y ante el
mundo, el inmenso caudal de ternura que hay en el espíritu de esta nueva
Argentina por las generaciones que han de seguirnos en el noble empeño de
multiplicar la felicidad del pueblo y consolidar la grandeza de la Nación.
Dije en cierta oportunidad que el país que olvida a sus niños renuncia a su
porvenir, y la Ciudad Infantil que abre hoy sus puertas a las esperanzas de la
niñez económicamente menos favorecida de la Patria, proclama hacia los cuatro
puntos cardinales que nosotros no olvidamos a la niñez, no renunciamos a
nuestro porvenir y lo sabemos amplio y venturoso, porque será
económicamente libre, socialmente justo y políticamente soberano, sin que
sean capaces de impedirlo todos los obstáculos que interpongan en nuestro
camino los poderes oscuros de la tierra y los enemigos de nuestro despertar
nacional.
Esta Ciudad Infantil es un paso más en la marcha que nos hemos impuesto
hacia la conquista de la asistencia integral para los niños argentinos, objetivo
superior e irrenunciable para la Fundación. Es superior, porque la niñez será la
continuadora de nuestras luchas por una sociedad mejor y una Patria más
grande y es irrenunciable porque le felicidad de los niños es la ambición más
alta del líder de la nacionalidad, Y el General Perón es el inspirador y el creador
de todo el complejo organismo de nuestra Ayuda Social. Nada en la Fundación
es o podría ser ajeno a la obra y a la doctrina del General Perón. Nuestros
Hogares Escuelas, que abren sus puertas paternalmente a toda la niñez
argentina y que se multiplican incansablemente en número y eficacia a lo largo
de toda la extensión del país, corresponden a la preocupación por el porvenir de
la infancia que no olvida el General Perón. Los Hogares de Tránsito, el Hogar de
la Empleada, iniciativa que ha venido a superar problemas específicos y diarios
para la mujer que trabaja y que tiene que trasladarse por exigencias de su labor,
estaban previstos en la aplicación de la doctrina de solidaridad social que el
entonces Coronel Perón elaboró desde su despacho de la Secretaría de Trabajo y
Previsión, cuando se dispuso a enfrentar la tarea de gigantes de transformar el
panorama social argentino, hasta ayer propicio a todas las confusiones, en el
claro esquema de unidad y bienestar colectivo del que hoy se puede
enorgullecer. Nuestras clínicas para la readaptación infantil, nuestras
maternidades, nuestros policlínicos, de la misma manera que las colonias de
vacaciones, han sido inspiradas por el líder y le corresponde a él el valor que
haya en su creación. El Hogar de Ancianos, que dignifica los últimos días de los
que dieron todo a la sociedad sin recibir de ella casi nada, es el resultado de la
preocupación del General Perón ante el problema concreto de la vejez desvalida.
Toda le obra de la Fundación de Ayuda Social, en bien de los humildes, y de los
que hasta ayer permanecieron olvidados y que es nada menos ni nada más que
la solución de una infinita diversidad de problemas que nos legó un pasado de
negación y de injusticias sociales que vamos superando bajo la dirección y la
inspiración de nuestro querido líder, no es más que Peronismo en su más pura
expresión, aplicado a los problemas del niño, de la mujer y del anciano, que
tienen derecho a la felicidad y a la vida y que ejercerán ese derecho en esta
nueva Argentina que está forjando, para nuestro orgullo, el general Perón.
Esta Ciudad Infantil es modelo en el mundo y esta expresión superior no surge
aquí por casualidad ni por obra exclusiva de nuestros esfuerzos de humildes
colaboradores de nuestro querido líder. Es modelo porque también es modelo
para el mundo moderno el Justicialismo de Perón, que nos ha llevado a la
vanguardia social de la época, sin compromisos con el capitalismo explotador
deshumanizado de los consorcios internacionales ni paralelismos con el
extremismo disgregante, negatorio de la Patria y de la nacionalidad y, también
como el capitalismo, explotador de las esperanzas de los pueblos.
Es modelo el Justicialismo y es modelo la figura de Perón que se agiganta entre
los reformadores sociales de la historia de la humanidad con los supremos
valores que sólo pueden exhibir quienes fueron capaces de conquistar la
felicidad para sus conciudadanos sin atentar contra los derechos de los otros
pueblos, vecinos o distantes que aman la paz y el derecho a labrar su propio
porvenir. Esta idea, que es revolucionaria, inspira una obra que necesariamente
también resulta revolucionaria. Nosotros nos sentimos orgullosos de que la
Fundación de Ayuda Social esté comprendida entre los organismos encuadrados
dentro de la doctrina peronista y la acción que exige la Revolución. Porque
sostenerla revolucionaria es hacerla fecunda, realizadora, popular y argentina.
Sí, fundamentalmente argentina e identificada con el General Perón, ya que
propiciando el bienestar presente de los que crean la riqueza común por medio
del trabajo y no tienen más capital que su capacidad de producir, consolida la
grandeza futura de toda la nacionalidad siguiendo los caminos señalados por el
líder, que son los de la liberación económica, la soberanía política y el
justicialismo social, claro sendero que unifica al pueblo en su lucha por los más
altos ideales y los más dignos objetivos de la condición humana.
Somos parte de la Revolución porque doctrinaria y dinámicamente
pertenecemos a Perón, lo que significa en último análisis que estamos
exclusivamente al servicio del pueblo. Él y su líder nos inspiran y nos impulsan
hacia las jornadas que nos quedan por realizar con la doble seguridad de
cumplir nuestro deber y de cosechar para los humildes todo el bienestar que
ellos merecen, ya que tienen derecho por trabajadores, por desvalidos y por
argentinos. Lo realizado ya nos satisface en la medida exacta que nos impulsa
a multiplicar nuestros esfuerzos, como corresponde a nuestra conciencia de
peronistas y al ejemplo que diariamente nos ofrece el líder, incansable en su
labor en bien del pueblo y de la grandeza nacional. El general Perón soñó con
una Patria redimida en la totalidad de sus manifestaciones esenciales. Una
Patria enaltecida por la soberanía política sin retaceos, que sólo es posible
cuando está basada en una efectiva libertad económica y en una real
dignificación social de sus mayorías laboriosas. Una Patria grande no por su
extensión territorial, sino por la suma inmensa de la felicidad de todos sus hijos.
Una Patria feliz no por la existencia de pocos ricos muy ricos, sino por la
valorización de muchos pobres menos pobres. Una Patria noblemente entregada
a la alta tarea de engrandecer la suma de los valores humanos por la solidaridad,
la cooperación y el justicialismo sin excepciones.
La Fundación de Ayuda Social, excelentísimo Señor Presidente de la Nación, se
compromete ante Vuestra Excelencia a concretar ese sueño en efectiva realidad
en el campo que le ha sido encomendado. Y se compromete con el alto sentido
de responsabilidad que le inspira Vuestra Excelencia, cuyos días y cuyas noches
son jornadas ininterrumpidas de patrióticos desvelos y fecundas realizaciones
para felicidad del pueblo y grandeza de la Nación. Juramos, excelentísimo
señor, entregarle al final de su mandato la obra de ayuda social más perfecta que
se pueda construir, con la sola limitación de nuestra propia capacidad que,
aunque inspirada en su ejemplo, no puede huir a la debilidad propia de la mujer
y a los defectos de su condición de humilde colaboradora. Y al realizarlo,
excelentísimo señor, no sólo colmamos nuestra propia felicidad, sino que nos
tornamos dignos de la grandiosa obra de Vuestra Excelencia, que exalta y
propicia los más altos valores humanos que hay en la argentinidad.
Quiero, al terminar, expresar el hondo sentimiento de gratitud que me embarga
y que involucra por igual desde la persona del doctor Méndez San Martín hasta
el último trabajador que puso en sus manos honradas y laboriosas y peronistas
en esta ciudad de los niños, haciéndola posible. Al doctor Méndez San Martín,
cuyos desvelos y cuya eficacia expresan su fe y su solidaridad con el líder, mi
gratitud y mis felicitaciones, A los trabajadores y trabajadoras, compañeras
entrañables de luchas y esperanzas, mi abrazo más cariñoso, más afectivo y
fraternal, con toda mi devoción. A ellos se debe el prodigio de que esta
magnífica realidad que vemos haya sido realizada en el milagroso e increíble
lapso de cinco meses y veinte días, Ellos son, por otra parte, quienes van
abriendo con sus esfuerzos las nuevas puertas que conducen hacia la felicidad a
nuestros niños, nuestras hermanas trabajadoras y nuestros ancianos, como lo
ordena imperativamente la doctrina justicialista de Perón y su obra diaria.
Debo hacer público, por último, mi agradecimiento a las firmas que con sus
donaciones han colaborado con la Fundación que presido, para equipar y dar
todo el confort a esta Ciudad Infantil de ensueño, haciendo posible de esa
manera que en su costo se haya invertido tan sólo un millón doscientos mil
pesos, cifra mínima si se considera la importancia, magnificencia y proyecciones
de la obra que contemplamos.
Queda para mi, compañeras y compañeros, la satisfacción de ser su intérprete
en el campo de la Ayuda Social, único honor que reivindico. Digo único con la
plena conciencia de expresar una gran ambición. Porque ser la más humilde,
pero la más apasionada colaboradora del General Perón es lar más grande de las
ambiciones que pudiera alimentar como argentina y como mujer que ama a su
pueblo y que está dispuesta a todos los sacrificios por su felicidad.
Excelentísimo Señor Presidente: tengo el honor de declarar inaugurada la
Ciudad Infantil que dejo en vuestras manos.