Al Senador Dr. Arturo Alessandri P. Buenos Aires, 3 de enero de 1949
Santiago de Chile
Mi querido amigo:
Hoy me han sorprendido los diarios de Santiago con sus comentarios y más aún las
declaraciones en ellos contenidas.
Le escribo aún bajo los efectos de esa penosa impresión, porque me interesa que
Ud. mi gran amigo, conozca la verdad de su fuente, pues interpreto este hecho
como un acto más de cuantos están interesados en deformar toda verdad, para sacar provecho de una situación internacional tan inoportuna como perjudicial.
Hace casi dos meses —es decir, antes del incidente del fiscal—, un periodista
boliviano de “La Razón”, de la Paz, me entrevistó para comentar nuestras
relaciones comerciales y el Tratado Boliviano-Argentino. Entre todos los tópicos
tratados, salió el de la situación mediterránea de Bolivia. Referente a ese tópico le
afirmé (como lo refirmo hoy) que podía contar con nuestra decidida colaboración,
para lo que ofrecíamos el puerto de Rosario para el tránsito de la exportación e importación del altiplano por la vía La Paz-La Quiaca-Rosario; lo mismo que la línea
Santa Cruz-Yacuiba-Formosa, para las que desde el oriente boliviano pudieran salir
a puerto fluvial argentino en el Río Paraná.
Yo ofrecí lo que Argentina puede ofrecer como colaboración y buena voluntad. En
ningún momento de la entrevista se habló de Chile y menos aún de una salida hacia
el Pacífico, porque ello no interesaba a la entrevista ni me competía a mí comentar.
No conozco sino fragmentariamente la publicación de tal entrevista en “La Razón”,
de la Paz, pero por lo que conozco nada hay que pueda ni siquiera sospechar otra
intención que la que antes anoto.
Es indudable que la prensa chilena y los funcionarios que han comentado el asunto
han sido llevados por una suspicacia que no justifica, en manera alguna, un ataque
insólito en que aparecería la Argentina y su Gobierno como inhabilitados para
disponer de su territorio en una colaboración internacional a todas luces
beneficiosa para la paz constructiva de los pueblos americanos.
Bolivia aislada debe ser una preocupación para todos nosotros. Los problemas no
se resuelven cerrando los ojos. La Argentina ofrece lo que puede dar a través de su
territorio, y no creo que con ello pueda acarrear perjuicio alguno a Chile.
Al contrario, es atenuar un viejo problema, porque abierto el tránsito y asegurados
puertos francos en la cuenca del Plata, Bolivia tendrá menores necesidades de salir
al Pacífico. En cambio, dificultada su salida hacia aquí, es indudable que sus
necesidades repercutirán en otra parte. Ud. ve que lo que realmente fue una idea de
sincera colaboración, puede ser desvirtuada y torcida hasta hacerla aparecer como
contraria a su verdadera intención; basta para ello manejarla con otro designio que
no es afortunadamente el que guía mis acciones.
He demostrado desde que estoy en el Gobierno, que no es mi intención la de
mezclarme en los asuntos internos de los otros países y así cumpliré en el futuro
aun cuando observe que algunos se creen con derecho de inmiscuirse en la política
de mi país. Otro tanto podría decir en este caso, con referencia a los problemas
internacionales de los otros Estados. Hemos de reconocer y respetar fielmente el
derecho de las otras naciones de resolver sus problemas sin nuestra intervención
aunque se nos negara el que tenemos de poder disponer de nuestro territorio para
ofrecer soluciones que no perjudiquen a nadie.
Sabrá perdonarme, Don Arturo, estas quejas de buena fe y de leal y sincera
amistad. Porque le conozco a Ud. y sé cuánto vale es que me interesa darle esta
explicación; porque para nosotros Ud. no es sólo un estadista ilustre, sino también
un maestro y yo soy de los hombres, que como los griegos antiguos, saben decir
cuando es preciso: “Si eres sabio, enséñame; si eres prudente, gobiérnanos”.
Aprovecho la oportunidad para desearle toda clase de venturas para el año que se
inicia y rogarle quiera aceptar como testimonio de mi permanente admiración mi
más afectuoso saludo.
Juan Perón