Con intenso júbilo y profunda emoción quiero hacerles llegar a todos un abrazo
fraternal que traigo de las tierras argentinas para todos los brasileños, con
quienes nos sentimos profundamente hermanados en el presente, como
también nos sentimos en el porvenir. Dos pueblos fuertes y dos pueblos grandes
es la síntesis que estamos viviendo en estos momentos en que la Providencia,
iluminando nuestros caminos, ha permitido que un presidente argentino pueda
dar el abrazo que ansía dar todo nuestro pueblo al brasileño, en la persona
ilustre de Gaspar Dutra.
Vivimos momentos que trasuntan una historia común, donde los gauchos de las
cuchillas correntinas abrazaban a los gauchos de las colinas de Río Grande del
Sur. El tiempo dirá que nosotros no podemos ser menos que los grandes que nos
dieron nuestra patria, porque no podemos desmentir esa hermandad que vive
en la sangre y en el corazón de los brasileños y argentinos.
Brasil y Argentina unidos han de ser el jalón de una nueva marcha, de paz y de
concordia constructora del trabajo y de la dignidad de esta, América, que es de
todos. Pido a la Providencia que ilumine a nuestro hombres para que no
equivoquen jamás ese camino y para que los argentinos tengamos el honor de
compartir el futuro con Brasil, así como hemos tenido el honor de compartir
nuestra historia y nuestro pasado
Señores: hago votos por que ese porvenir en que todos pensamos nos vea unidos
en el trabajo fecundo, dignificando al hombre de esta América con ideas que han
de expandirse a los cuatro vientos del mundo, para que, de todas partes, pueda
contemplarse la libertad del Sol de Mayo y la luz inextinguible del Crucero del
Sur.