Al General D. Nicolás C. Accame Buenos Aires, 20 de mayo de 1938
Buenos Aires.
Mi General:
En este momento termino de leer el proyecto que ha tenido la amabilidad de
facilitarme y mucho le agradezco al Señor General el buen rato que, como
argentino y como “patagónico”, me ha proporcionado.
Indudablemente, el proyecto ataca el centro de gravedad de los problemas
australes: el agua. Yo soy de la Patagonia, conozco sus problemas reales y estoy
persuadido de que, si el señor General consigue iniciar la gran obra que se propone,
habrá hecho algo verdaderamente insigne y habrá ganado el reconocimiento de los
argentinos y con ello el derecho a la estatua en las ciudades que piensa crear.
Solamente con el aprovechamiento del agua abandonada en los grandes lagos y la
irrigación, habrá resuelto el problema fundamental, pues la Patagonia se “está
muriendo de sed” y bien sabemos que, sin agua, todas las conquistas
antropogeográficas no pasarán de ilusorias.
El agua poblará, argentinizará y creará la riqueza que ha de explotarse.
El Gobierno, bien organizado y en manos capaces, con iniciativa y talento, dará el
“puntapié” inicial y luego guiará la labor de integración de la Argentina austral con
el resto del país.
En mi concepto, Usted mi General ha previsto todo con un sentido objetivo que lo
presenta como “patagónico” (disculpe la palabra), pero no es común que los
hombres de otras regiones lleguen en poco tiempo a una compenetración tan
profunda de los problemas australes y penetren suficientemente las cuestiones
básicas.
Su propuesta sobre los “puertos libres” me recuerda la magnífica solución del que
fuera uno de nuestros más grandes estadistas, el general Roca. La Patagonia sin
puertos libres está encadenada y ahogada por los fletes. Trabaja sólo para las
compañías navieras y el trabajador del campo no puede con su labor, ni siquiera
subsistir decorosamente. Estoy seguro que desde el funesto día en que el
Presidente Irigoyen, por emplear a unos cuantos políticos, creó las aduanas
suprimidas por el General Roca, “decretó” la despoblación, o por lo menos, el
estancamiento económico de la Patagonia.
Mi General, no se me escapa que tendrá Usted que luchar mucho por llevar
adelante su magnífica idea, pero bien lo sé de los soldados que han nacido para
luchar; por eso tengo fe en su éxito y anhelo de todo corazón poder ser, un día no
lejano, el iniciador de un proyecto que ha de inmortalizar en el bronce de la
gratitud, esta obra magnífica y que me sea dado acompañarlo para que juntos
recordemos, con el placer del triunfo, estas horas de lucha.
Le ruego mi General quiera aceptar con mi agradecimiento por su atención mi
saludo con el cariñoso respeto de siempre.
Juan Perón, Teniente Coronel, E.M.G.E.